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Estimada hermana, estimado hermano, te doy la más cordial de las bienvenidas a ésta tu página web del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado.

En esta herramienta de comunicación encontrarás información relevante de las diferentes regiones de nuestro Vicariato, Madre de Dios, Ucayali y la Convención. 

El Papa Francisco nos  invita también a conocer y cuidar nuestra Querida Amazonia…

Te invito a navegar por los diferentes enlaces de la página como otra opción de mantener la comunión, participación y misión.

 

Con cariño fraterno:

Mons. David Martínez de Aguirre Guinea

Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado

El legado de la Iglesia en la Amazonía desde 1900 hasta hoy

La región amazónica del Perú comprende todos los territorios situados al oriente de la Cordillera de los Andes. Posee una extensión de 782.880,55 km2, lo que supone el 62% del territorio nacional, con una densidad de población que no llega al 10% del conjunto nacional. En este espacio viven y conviven más de 60 comunidades nativas autóctonas, comunidades campesinas, ribereños, afrodescendientes, criollos y extranjeros. La región, en su conjunto, ha estado asociada al mito de El Dorado, al País de la Canela y desde comienzos del siglo XX a la era de las economías extractivistas: caucho, madera, gas, petróleo, plantas medicinales, etc.

La Iglesia en la Amazonía, desde un punto de vista histórico, ha buscado el carácter integral de la evangelización de las culturas que en ella viven y se expresan. Siempre ha subrayado que el mensaje de la Buena Noticia se transmite en palabras y en obras, que se evangeliza con proyectos y acciones que promueven la vida, que defienden los derechos y dignidad de todos los hombres y mujeres y del medio ecológico donde se desenvuelven.

La Historia de la evangelización contemporánea de la Amazonía peruana arranca el 5 de febrero de 1900 con la creación, por parte de la Sede Apostólica, de tres Prefecturas Apostólicas: San León del Amazonas, al norte; San Francisco Solano del Ucayali, en la zona central y la Prefectura de Santo Domingo del Urubamba, al sur, cuya evangelización fue confiada a los dominicos (OP) y que se extendía por las cuencas de los ríos Urubamba y Madre de Dios, hasta los límites con Brasil y Bolivia.

La presencia de la Iglesia Católica en la Amazonía no se puede entender sin la presencia de cientos de misioneros y misioneras que, juntos con las comunidades locales, han sido verdaderos promotores del respeto a la dignidad humana. Se trata de personas, religiosas y laicas, nacionales y extranjeros, que han entregado su vida en los lugares más apartados de esta región con el objetivo de hacer de la Amazonía un lugar de convivencia y respeto por la dignidad y derechos de todos, especialmente de los más vulnerables que son los pueblos y comunidades nativas. Con una decidida apuesta por la evangelización, la educación, la salud y la promoción social, como prioridades, la Iglesia, incluso en nuestros días, ha reemplazado al Estado en muchas zonas y lugares donde éste no ha podido o sabido estar presente.

Para los pueblos indígenas, la Iglesia es una oportunidad, una gran aliada

«La humanidad tiene la oportunidad de reconducir sus caminos como humanidad desde la escucha de los pueblos indígenas, y tiene la posibilidad de, viendo el bioma amazónico, repensar su relación con la Madre Tierra, con esa casa común»

Mons. David Martínez de Aguirre Guinea, OP

El mundo hoy funciona en redes, y, por desgracia, el mal se organiza. Nosotros, como discípulos de Cristo, una de las misiones que tenemos es el anuncio del Reino de Dios y la denuncia de todo lo que se oponga a ello para vencer todo mal. Juntarnos en red es tejer la red del Evangelio e intentar que todo lo que es vida y esperanza esté unido para que se cree esa sinergia que nos lleve a ese Reino de Dios anunciado, prometido y esperado. Tejer redes, no es otra cosa que tejer comunión, es el proyecto de Jesús, es el Evangelio que intenta vencer todo lo que no está bien en el mundo.

Hoy la Amazonía está amenazada por muchos intereses y por una insaciable codicia. Nosotros, siguiendo el Evangelio de la Buena Noticia de Jesús, proponemos al mundo una alternativa integral de vida, en comunión con la naturaleza, el que tejamos redes y practiquemos la comunión entre nosotros como parte de nuestra vocación y propia vida, como algo que brota del mismo Evangelio.

Navegando por nuestra Amazonía